Cerca de nuestra casa han abierto un enorme y lujoso centro comercial.
Uno de esos extraños días en los que no había cosas importantes y urgentes para hacer, decidimos seguir esa costumbre que existe en muchas ciudades y nos fuimos a pasar la tarde al centro comercial.
Yo iba ilusionada por B.
Y no es que yo crea que un centro comercial es el lugar ideal para que un niño aprenda, pero sí pienso que cualquier sitio y circunstancia puede ser una ocasión para aprender.
Aunque nuestra motivación iba más por el camino del ocio y el entretenimiento.
Decía que estaba ilusionada. En primer lugar, porque imaginaba cuánto le iba a gustar a B el acuario con decenas de especies marinas.
Y en segundo lugar, y esto también era por mí, por lo contenta que me había puesto al saber que allí habían abierto una mega-conocida tienda de libros (y más cosas) donde pensaba comprar unos regalitos para la biblioteca de B.
Pues allí llegamos los tres, acompañados de una multitud, y eso que era entre semana.
A la derecha el Imax (el cine en 3D), arriba luces y pantallas gigantes con todo tipo de publicidad, y frente a nosotros la puerta de entrada, custodiada por el personal de seguridad... ¿pero dónde se suponía que íbamos a entrar?
Y una vez dentro... oooooohhhhhh!! una decoración de lujo, gente por todas partes, más personal de seguridad, pasillos a un lado y a otro, escaleras arriba y abajo.
Sin saber muy bien por dónde empezar, caminábamos frente a los escaparates de las más conocidas y caras marcas de moda, complementos, zapatos, joyería... donde no nos daba el bolsillo para comprar nada.
Y al fondo el espectacular acuario. Realmente bonito, y también la fila de gente esperando para entrar.
Es un gran cilindro transparente, por lo que también se puede ver desde fuera, gratis, pero sin acercarse demasiado. Esta fue nuestra opción.
Estuvimos un rato mirando y cuando B perdió el interés salimos a ver un gran lago con fuentes, donde había espectáculo de música y agua.
Después otra vez dentro y a caminar por aquí y por allá.
Hasta que B se empezó a poner muy nervioso. Quería correr y nosotros con miedo de perderle entre tanta gente.
Empezamos a sentirnos agobiados con la música tan alta, tanta decoración, tantas luces. Vamos, una sobredosis de estímulos que nos fue cambiando el carácter.
Ya no hicimos caso de los restaurantes, cafeterías y heladerías de moda que había allí.
Mi único interés era llegar cuanto antes a la tienda de libros porque veía que la cosa se estaba torciendo.
Pero ya era tarde.
Entramos a ver los libros con B gritando en plena rabieta y papá nervioso. En ese plan no pude mirar nada con tranquilidad y nos fuimos corriendo y sin compra.
Salimos a la calle de muy mal humor y pensando que no nos volverían a ver por allí.
De vuelta a casa paramos en una cafetería que ya conocemos de otras veces. Y con nuestra merienda delante se nos pasó el enfado, el agobio y los nervios. Nos relajamos con unos bollos y un café con leche (leche sola para B) tres veces mas barato que en el centro comercial. Y B empezó a sonreír mientras corría detrás de los gatos.
Al final la tarde no fue tan mala.
Y es que somos gente sencilla.
Me gusta la gente sencilla :)
ResponderEliminarY esos megacentros para los niños son un bombardeo de estímulos difíciles de gestionar para ellos.
Mucho mejor un vasito de leche y unos bollitos para todos.
Un abrazo.
Recuerdo cuando estaba en España y mis padres tenían la costumbre de ir a un centro comercial bastante grande todos los fines de semana... Por un lado encantada porque estaba en la edad de comprarme toda la ropa que me gustaba, pero por otro lado siempre salíamos de allí de mal humor, después de pasar todo el día, almuerzo y merienda allá adentro. Es un agobio ir entre tanta gente y tantísimas cosas!!!.
ResponderEliminarA día de hoy prefiero ir a mi zoco de siempre, en la hora que menos gente suele haber y con la idea clarísima de qué es lo que quiero para no tener que andar buscando jajaja. Besoteeees!
Me gusta esa gente sencilla.
ResponderEliminarOtro dia tal vez puedas mirar algo en la libreria
con más calma.
Besitos.
Me suena lo que cuentas. Nosotros siempre quedamos a comer con los amigos en algún centro comercial por aquello de que no se puede fumar en ningún sitio y es mejor para los niños, pero salimos siempre con las cabezas locas. Al final hemos encontrado uno a nuestro gusto que siempre está casi vacio. Menos mal!!!
ResponderEliminarSi dejas pasar un tiempo a lo mejor no hay tanta gente como ahora que está recién inaugurado. Prueba más adelante.
Nosotros cuando vamos a un centro comercial es para hacer algo concreto, sino es como una locura.
ResponderEliminarIgual en otro momento podreis ir solo a la libreria y quizá haya algo interesante. Ya nos contarás.
Vaya que lástima que no pudieras comprar los libros. Nosotros alguna vez hemos ido a algún centro comercial(también somos gente sencilla por eso jeje) pero intentamos ir un día entre semana que hay menos gente y por la mañana, pero el cansancio no te lo quita nadie y bueno gastar tampoco gastamos apenas, yo no me compro nada, mi marido es complicado para encontrar cosas que le gusten y al peque si necesita algo suelo comprar en alguna tienda así baratilla tipo primark. Y bueno con el peque es verdad que me da pereza ir, no se también porque hay mejores sitios para ir y que el peque lo pase mejor sobretodo al aire libre. Besos!
ResponderEliminarMaribel ... casi que podríamos empezar una cruzada en favor de la gente sencilla. ¡Cómo me gusta!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, es difícil salir de un centro comercial de buen humor -al menos a nosotros nos cuesta mucho-
Lo que pasa es que como vivimos lejos de ellos alguna vez hay que ir ... a subir y bajar escaleras mecánicas
saludos :)
Nosotros vamos mucho al centro comercial porque a Arturo le gusta ir al parque de bolas y a la tienda de animales.
ResponderEliminarPero a mi me agobian los bullicios y vamos a horas con menos gente
Besos
Que pasada ese pedazo centro comercial, con un acuario gigante y todo! Me he quedado de piedra. Yo tampoco soy mucho de centros comerciales, sólo suelo ir por el supermercado que suele ser más grande y barato que los de barrio. En mi ciudad tengo tres. Uno es famosillo y donde va todo el mundo a pasar la tarde, comod ecias, yo no he ido nunca desde que tengo los niños. Hay uno pequeño en mi barrio que he ido a comprar alguna vez, pero es muy sencillo y no hay apenas gente, tiene un supermercado que me gusta y por eso suelo ir, siempre voy apurada de tiempo y hago la compra y salgo corriedo. El otro está a las afueras cerca del aeropuerto, he empezado a ir ahora que tengo la furgo, por el carrefur que tiene que es muy grande y me gusta para hacer la compra. Lo demás ni lo miramos, lo mismo, siempre vamos apurados de tiempo. Yo ese ocio de ir a pasar la tarde al centro comercial no lo comparto, si llueve y no puedo ir al parque prefiero quedarme en casa que meterme en un sitio lleno de gente...
ResponderEliminarQue interesante lo de los centros comerciales.
ResponderEliminar¿Sabéis que pasa con este? Que es algo exagerado.
Yo he ido a otros centros comerciales mas sencillitos.
Pero en este la decoración es lujo total, todo brilla mucho... jejeje. El bullicio, la música tan alta, el peque nervioso... bueno, se nos juntaron varias cosas.
A nosotros no nos gusta mucho ir a sitios con demasiada gente.
Besos a todas.
No te equivoques Maribel, jejeje, ¡precisamente la gente sencilla es la más valorada! Me encanta la gente sencilla, es sencillamente adorable, valiosa, rica...
ResponderEliminarYo quizá por mis vivencias tengo ramalazo de aparentar no ser sencilla (soy complicada en pensamientos a rabiar, y trato de ocultar una vanidad no sé cómo arraigada en mí...)pero precisamente por lo mucho que valoro lo sencillo de la vida, intento moldearme hacia esa sencillez que tanto envidio...
Por cierto, lástima lo de la librería... anímate a volver un día entre semana con B en su mejor momento del día para que disfrutéis ambos de ello. Al igual que los estimulamos cuando más despiertos y receptivos están, muchas actividades, aún lúdicas, hay que aprovecharlas de igual forma, jajaja.
Firmado: una que aprendió que los horarios los marcan los de menos edad en la familia...
Besitos y feliz fin de semana!
Jaja, me temo que vas a tener que ir sola a la librería en otra ocasión y podrás mirar todo lo que quieras con calma!
ResponderEliminarA nosotros también nos ha pasado eso en algún centro comercial, y ya a penas vamos. Y la verdad es que lo más sencillo suele ser mucho más agradable, para mí lo de los cafetitos y bollos en una cafetería en familia me parece el mejor plan!!
Besos
Tenéis razón, seguramente no era el mejor momento y todavía no tenemos que darlo por perdido, al menos el tema de los libros (que el resto de tiendas la verdad es que no me importan mucho).
ResponderEliminarDébora, es cierto que los horarios los deben marcar los peques, sino puede ser un desastre.
Yo también me considero gente sencilla y me encanta la gente así!
ResponderEliminarNosotros en el pueblo tenemos la "ventaja" de no tener centro comercial y cuando vamos a la ciudad evitamos ir cuando hay mucha gente... ¡a mí me agobia muchíiiiiiiiiiiiiisimo!
Nosotros, en España, tambien viviamos en un pueblo. Y la verdad es que cuando te acostumbras a la tranquilidad luego lo pasas mal en este tipo de aglomeraciones.
EliminarBesos
Me encantó este texto. Sin ser de otro planeta ni vivir en la mitad del mundo, entre la nada y la nada, siento realmente que ese tipo de espacios son más cárceles que lugares de esparcimiento. ¡Qué revelador como lo expresas acá!
ResponderEliminarSaluditos,
A.
Es que fue increíble la forma en que nos fue cambiando el estado de animo, sin que hubiese algún motivo aparente...
EliminarY tienes razón en compararlo con una cárcel porque fue un verdadero alivio cuando salimos a la calle.
Saludos