Hoy comparto una entrada que escribí hace meses y se publicó en una de mis colaboraciones para el blog De mujer a mujer.
Quiero que esté aquí porque me apetece que forme parte de una iniciativa que espero contar mañana, si Dios quiere.
¿Somos amigos?
Esta es la pregunta que me hace mi hijo cuando intuye mi disgusto o cuando él mismo se da cuenta de que hizo algo equivocado.
Y no deja de preguntarlo hasta que escucha un SÍ claro y rotundo.
Entonces yo me pregunto cuánto de importante es para él que yo sea su amiga, o cuál es el temor que tiene de que algún día pudiera dejar de serlo.
Y le comparo a él, a mi niño pequeño, con las amigas que tuve a lo largo de mi vida.
¿Dónde queda en esa comparación?
La amistad siempre me pareció fundamental, generosa, incondicional... alguien que te acepta como eres, que sabe encontrar en ti lo más valioso que escondes, que pasa por alto tus fallos, que perdona tus errores y que siempre estará ahí cuando la necesites.
¿Cumple mi hijo esos criterios?
Mi niño me quiere sin condiciones, para él soy la mejor, no hay nadie como yo.
Olvida mis fallos y me perdona cuando pierdo los nervios y mi tono de voz es un poco feo.
Sólo con mirar mi cara sabe si algo va mal y entonces viene a mí, a darme montones de besos.
Me regala su sonrisa incluso cuando a lo mejor no la merezco tanto. Y su alegría al verme después de unas horas separado de mí es tan auténtica que no tiene precio.
Nunca nadie me quiso tanto.
Sí, hijo mío, eres mi amigo.
Lo serás siempre.
Mi mejor amigo.
Pues tienes toda la razón... creo que los hijos son un poco como los amigos les quieres incondicionalmente y nosotras como madres estamos ahí para todo lo que necesiten...
ResponderEliminarUN beso
precioso!!! me ha encantado y creo que tienes toda la razón, nuestros hijos son nuestros mejores amigos y nosotras para ellos también lo somos y debemos seguir siéndolo cuando se hagan mayores.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por esta reflexión.
reflexion interesante; pero mira, aqui discrepo. Nunca he pretendido ser amiga de mis hijos ni pretendo que sean mis amigos. Ellos son mucho mas que amigos y yo para ellos tambien soy mucho mas que una amiga.
ResponderEliminarUn amigo; un dia puede dejar de ser tu amigo; una madre nunca dejara de ser madre, un hijo nunca dejara de ser hijo.
Mis hijos realmente nunca me han preguntado si soy su amiga; pero si me lo preguntaron, diria claramente que NO; no soy tu amiga, soy tu madre, hagas lo que hagas; siempre te voy a querer, mucho mas que un amigo, no tienes que hacer nada a cambio, simplemente por existir ya te quiero.
Los amigos tienen este peligro, que un dia pueden dejar de serlo y por esto hay que preguntar: seguimos amigos?
Pero una madre siempre sera madre; no hace falta preguntarle: sigues siendo mi madre? no hace falta ser bueno, ser perfecto, hacer nada a cambio, .... es un amor incondicional hagas lo que hagas.
Al menos para mi es asi, no me ha gustado nunca ser amiga de mis hijos, soy mucho mas, tanto en amor como en responsabilidad. Y ellos para mi son mucho mas, solo en amor.
Me ha encantado Maribel.
ResponderEliminarYo procuro ser amiga de mi hijo, esa complicidad que hace que tengamos
una conexión tal que parece a la amistad entre adultos o entre niños, sin nada que esconder y con conceptos puros.
Besitos
Yo Maribel, también discrepo y opino más como Marvan. Mi ex intentó durante una época hacerle de amiguito a Terremoto, pero el mayor no necesitaba un amigo, necesitaba un padre. Los padres o madres somos los que les ayudamos y orientamos, los que les cuidamos y consolamos, los que reimos con ellos y lloramos, los que les enseñamos y les ponemos límites cuando es necesario. El amigo no lo hace. He tenido algunos amigos y amigas mias que han querido hacerles de amiguitos a sus hijos y se han acabado arrepintiendose. A la larga sus hijos han acabado diciendoles que ellos no son sus amigos y les han echado en cara que no hubieran sido padres. Cuando estos luego lo han intentado no lo han conseguido. Han sido historias tristes pero he vivido unas cuantas de este tipo.
ResponderEliminarPuede que en este momento B se lo tome bien y no sea consciente de todo lo demás, pero con los años y lo cierto es que desde el principio, los niños necesitan sobre todo padres. Los amigos son otra cosa que también necesitan y los hacen en el cole, en el barrio, en un local de ocio... Los amigos los encuentras, los padres te dan la vida. Yo no les hago amiga a mis hijos, yo los amo y el amor es algo superior a todo lo que te dan los amigos. Eso así sólo lo sentirás con tu familia más cercana y en el futuro con tu pareja, y en ciertas ocasiones incluso con este puede desaparecen en algunos casos.
Se que la frase de "me haces amiga o amigo" es muy típico de los peques y ellos no perciben todos los matices que en el futuro apreciarán. Puede que tal vez en lugar de decir sólo que sí, se tuviera que añadir que sobre todo somos su mamá y los queremos sobre todas las cosas y además ya no estamos enfadadas, estamos muy muy muy contentas con ellos.
Pero esto es sólo mi opinión.
Creo que en cuanto a ese sentimiento de complicidad y aceptación incondicional, sí, pero hay papás que lo entienden como colegueo y ahí no estoy de acuerdo. Prque si los padres son amigos, se quedan un poco "huérfanos" los niños, ¿no?. Aunque en este caso entiendo lo que quieres decir y me parece muy bonito. Siempre haciéndonos reflexionar, me encanta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aiiix que ya estoy a punto de llorar, que estoy de una sensibilidad...sin duda es de las mejores amistades que hay la de una madre y un hijo, besitos!
ResponderEliminarOs respondo aquí un poco a todas.
ResponderEliminarYo no creo que las madres tengamos que ser las amigas de nuestros hijos tal y como nosotras entendemos la amistad. Una madre es una madre y un amigo es un amigo. La relación de madre o padre es mucho más amplia e intensa.
Sin embargo creo que todo depende de la edad de los niños.
Mi hijo tiene 4 años (tenía 3 cuando escribí este texto) su concepto de amistad no tiene nada que ver con el mío.
Para él yo soy su amiga porque jugamos, nos reímos, le ayudo cuando lo necesita, etc. Sí, es un concepto muy simplista, pero así son los niños pequeños.
Supongo que cuando me pregunta si somos amigos lo que realmente quiere saber es si estoy enfadada, o si nos llevamos bien, o si no hay ningún problema entre nosotros... él no sabe expresarlo de otra forma y lo que yo hago es adecuarme a su lenguaje y responder lo que él espera y necesita oir para quedarse tranquilo.
Quizá penséis que debería hablarle para que entienda la diferencia, pero yo creo que todo eso vendrá solo más adelante.
Con los chicos más mayores es diferente porque ya tienen un grupo de referencia fuera de casa y las diferencias y matices van surgiendo a medida que maduran.
Con lo que sí me quedo es con las condiciones que he mencionado como necesarias para una amistad. Entendiendo que en el caso de los padres/madres se multiplican en intensidad y se añaden muchas otras.
Yo les diría a mis hijas que soy su madre, que es mucho más que ser su amiga. Les explicaría que no se puede dejar de ser madre, de querer como madre. Les diría que no hay nada que no pueda perdonarles, lo que no significa que nobpueda enfadarme o que deje de corregirlas. También les diría que yo, como persona que soy, cometo errores, por los que tendré que pedirles perdón y estar dispuesta a aceptar su misericordia, si son tan amables de concedérmela.
ResponderEliminarNo obstante, fui hija antes que madre y entiendo lo que Maribel quiere decir.
Mi madre y yo nos llevamos bien y, de pequeña, yo entendía que era mi amiga. Ella nunca lo pretendió ni lo buscó. Cuando llegué a la adolescencia, mi madre no podía ser mi amiga, porque ya no quería contarle todo, ni hacerle partícipe de todo lo que me pasaba, ni incluila en ciertos aspectos de mi vida... Mi madre no cambió, siguió siendo la madre maravillosa de siempre; pero yo sí, entonces comprendí que nunca habíamos sido amigas, siempre habíamos sido y seríamos mucho más.
Lo importante no es si dejamos a nuestros hijos pensar en nosotros en términos de amistad o no. La vida y la experiencia pondrán a cada cual en su sitio, con la etiqueta que corresponda.
Lo importante es que nosotros, los padres, no nos equivoquemos, intentando ser lo que no nos corresponde y dejando de cumplir la función que nos es propia; porque nuestros hijos podrán encontrar muchos amigos en muchos momentos de su vida, pero padres somos sólo nosotros y, pase lo qur pase, somos irremplazables.
Me encanta el texto Maribel, me parece precioso. Los peques tienen otras dimensiones de las cosas.
ResponderEliminarGracias por compartirlo!
Un besazo y feliz año!
Yo creo que si nosotras lo tenemos claro, sólo es cuestión de tiempo esperar a que nuestros hijos entiendan los matices.
ResponderEliminarEfectivamente, el problema puede venir si confundimos las cosas y asumimos algún papel que no nos corresponde. O peor, si dejamos de asumir alguno que sí que es necesario.
Pero sigo pensando que un niño tan pequeño lo entiende de otra forma.
Besos a todas.