Aprendizaje respetuoso como parte de la crianza

jueves, 22 de noviembre de 2012

No he podido dejar de decirlo


Hace meses escribí una entrada de esas que me gustan tanto por el debate que generan.
Podéis leerla completa aquí y también los muchos comentarios que provocó.
Resumiendo, reflexionaba en voz alta sobre la forma en que solemos juzgar las acciones de los niños, y como había estado leyendo sobre lo perjudicial que puede ser decir "muy bien" a nuestros peques. Me refería a aquellas teorías que dicen que los continuos halagos pueden producir que los niños dependan demasiado de los adultos, lo que perjudicaría su autoestima y su seguridad. 
También proponía un auto-análisis para que pensemos cuántas veces los juicios positivos esconden un intento de modelar la conducta de nuestros hijos en nuestro beneficio.

Lo que quiero contar hoy es que en todo este tiempo he intentado hacer ese trabajo interior que implica no condicionar a mi hijo a buscar mi aprobación a toda costa, que su comportamiento no esté dirigido únicamente a complacerme. Al mismo tiempo he analizado mi propio proceso para saber por qué es tan necesario para mí ser valorada por las personas que me importan (y a veces por quienes no me importan tanto).

Y he llegado a la conclusión de que decir "lo has hecho muy bien" no es algo malo si se dice con sinceridad, si se siente y si no se pretende manipular con ello.
No he podido dejar de decir "muy bien" a mi hijo.
Según algunas teorías y según algunas personas le estoy perjudicando con ello. Espero que estén equivocados y que no sea así porque finalmente he decidido que no estoy de acuerdo.
Y es que no me sale. Me siento distante e indiferente si ante sus logros y avances no digo nada.

Sé que todo es un proceso, que son etapas y llegará a ellas de todos modos, con mis halagos o sin ellos. Pero quiero compartirlo con él, quiero emocionarme con él, quiero enorgullecerme y decírselo para que lo sepa.
Que se sienta arropado cuando intenta algo y no lo consigue, que sepa que es amado sin condiciones, pero que celebraremos con él cada paso que vaya dando. Con el esfuerzo y la esperanza de que con ello no haremos de él una persona dependiente de la aprobación de los demás.

29 comentarios:

  1. Exactamente.
    Creo que los niños saben muy bien cuando un "muy bien" es exagerado. A veces se sienten estos "muy bienes" por la calle y algunos dan pena.
    Acabo de leer por cierto en un libro algo relacionado con ello y es de no utilizar la voz "caniche" con los niños. Creo que mucha gente lo hace. No sé porqué pero cambian su voz cuando hablan con los niños "ay, mi niño, qué bien que lo ha hecho"..... y suena más falso que yo qué sé. A los niños hay que hablarles en tono normal y no como si estuviéramos hablando con un perrito.

    Pero creo que de la misma manera ellos saben cuando algo está "Muy bien" de verdad y entonces estoy de acuerdo contigo en que creo que también para el niño puede ser raro de que su madre no le diga nada al respecto. "hombre, lo he hecho fenomenal, me encanta, pero mi madre ni se ha dado cuenta...."
    Yo sinceramente creo que allí algo no cuadra.
    Yo muchas veces se lo digo a mis hijos: yo digo las cosas tal como son: cuando están bien, lo digo y cuando está mal también lo digo. Y es verdad, también lo digo.
    A ver, hay maneras y maneras de decir que algo está "mal". Pero yo no le puedo decir a mi hijo que un problema que acaba de hacer está bien, cuando está mal.

    A mis hijos no les gusta mucho pintar y yo más de una vez les he dicho que a mi me hubiera gustado más con colores. Pero lo he dicho de lo más normal del mundo. Como informando. Han pasado olímpicamente de mi y siguen sin pintar casi nada jajaja, pero saben que a mi me gustan los colores.

    Igual que no utilizo la voz "caniche" para decir que algo está "muy bien", tampoco saco la "voz de monstruo" para decir que algo está mal.

    Yo le digo que como madre tengo también derecho a dar mi opinión y no todo me tiene que gustar igual que ellos tienen el derecho a decir que algo no les gusta, yo también tengo este derecho. De echo, todo el mundo tiene este derecho siempre y cuando lo dice con normalidad y sin desprecio.

    Creo que tiene mucho que ver con tu otra entrada que hiciste sobre "es MI hijo".

    Yo no creo que importa tanto el QUÉ decimos, sino el COMO lo decimos. Hay que decir las cosas como son, pero con respeto y tolerancia.

    A lo mejor no digo nunca "muy bien" a mi hijo, pero con la cara de iluminada estoy haciendo exactamente lo mismo. Como si el niño no es lo suficientemente listo para buscar la cara iluminada de su madre.

    A lo mejor no digo nunca "uf, esto a mi no me acaba de gustar" pero pongo una cara de a saber qué o no cuelgo este dibujo y sí cuelgo el otro. Como si el niño no estuviera lo suficientemente listo como para no distinguir una cara de otra de su madre, una voz de otra de su madre o un gesto de otro de su madre.

    No creo que los niños son tan fácilmente "engañables" en que tenemos que entrenarlos en decir esto y no decir lo otro.

    Creo que lo único en lo que tenemos que entrenarnos (o no, si ya lo somos) es ser siempre sinceros, respetuosos y tolerantes con ellos y los demás, digamos lo que digamos.

    Ups, me he enrollado.... ;).

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    1. Me encanta cuando te enrollas, jeje
      Con los niños se suele hablar siempre diferente: el tono de voz, las palabras, el mensaje... En ese sentido se les diferencia de los adultos desde bien pronto, pero en negativo, como si diésemos por hecho que son más "tontorrones" que los mayores.
      Mi duda sobre este tema comenzó cuando me dí cuenta de que había dos situaciones en las que se suele decir "muy bien": ante un logro del propio niño y ante una conducta del niño que responde a lo que yo espero de él.
      Por ejemplo: Si yo le pido que recoja sus juguetes y él lo hace, ¿qué debo decirle? ¿muy bien o gracias? Porque reconozcamos que muchas de las cosas que les pedimos a los niños no son realmente necesidades suyas, sino nuestras.
      Es que es un tema del que se puede debatir tanto...

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    2. Creo que allí está el problema en que hablamos "diferente" a los niños. Como si fueran "menos" persona o "diferentemente" persona.

      Yo creo que si nos imaginamos un adulto que ha hecho un cuadro estupendo, se lo diríamos: "oye, te ha quedado de maravilla." Y no nos estaríamos planteando si con esto le cortamos o no su creatividad para el siguiente cuadro. Si es un comentario sincero el lo notará y lo valorará.

      Por otro lado, si no nos gusta, como mucho nos callaríamos por educación o se lo diríamos educadamente: "pues este me gusta menos".

      Creo que los niños merecen el mismo trato. Un "fantástico" cuando lo es y un respetuoso "a mi no me acaba de gustar" cuando así es. Además también es diferente decir "a mi no me acaba de gustar" que decir "no es bonito" porque puede ser que a mi no me gusta y a otro sí. Solo hay que mirar según que arte para entender la diferencia de gustos. Y todo el mundo tiene derecho de gustar una u otra cosa sin destrozar o menospreciar lo que no nos gusta.

      Lo del "muy bien" ante algo que a nosotros nos ha ayudado o que nosotros queríamos que hiciera puede ser algo diferente, pero creo que en el fondo es lo mismo. Si un adulto nos ayuda a recoger o nos ayuda en hacer no sé qué o nos da un regalito, es generoso etc...... ¿No le diremos gracias? ¿No le diremos que nos ha sido de gran ayuda su actuación? ¿Nos callaremos sin decirle nada? Yo creo que lo último sería de muy mala educación.
      Si alguien realmente nos ayuda le damos las gracias sinceras. Al menos yo lo hago. Si alguien me da un regalo, un detalle, me ayuda, yo le doy las gracias. Entonces yo nunca he entendido bien porqué a los niños no se les tiene que hacer.

      Si yo estoy recogiendo y mi hijo me ayuda yo le doy las gracias y le digo que ha sido de gran ayuda. Si le pregunto si quiere vaciar el fregaplatos y lo hace, le doy las gracias, incluso le doy dinero por ello porque con el mayor ya tenemos un pacto así. Pero no está obligado a hacerlo. Si no lo quiere hacer lo hago yo y todos igual de contentos.

      El problema está en que a veces los mayores queremos "utilizar" a los niños para hacer las cosas que nosotros no queremos hacer. Creo que allí aparece el problema. La habitación está llena de juguetes y hay que recoger. Entonces le pedimos al niño que recoja y si lo hace le decimos un "muy bien mi niño" con voz de "caniche" jejeje. Pero yo creo que allí es diferente, porque esto es chantaje. Nosotros no teníamos ni chispa de ganas de recoger y se lo hemos pasado al niño.

      Si queremos recoger la habitación lo hacemos nosotros mismos y como mucho le pedimos ayuda o sino se lo decimos claro y honestamente: oye hijo, a mi me molesta mucho que la habitación está así, yo sinceramente ahora no me apetece nada hacerlo ¿Tú lo podrías hacer?
      Entonces si lo hace le damos las gracias porque nos ha ayudado realmente, y si no lo hace pues nos aguantamos porque la elección tiene que ser libre del niño. No es que queremos moldearlo y conseguir que lo haga, sino que es una pregunta real y sincera ¿Lo quieres hacer? Tienes libertad en decir sí o no. Nada más.

      Lo que me molesta enormemente y lo que he visto hacer algunas veces y creo que es muy perjudicial es cuando el niño dice NO, y que entonces viene el comentario (además con voz "caniche"): "oh,, que lástima, esto sí que me pone muy triste" o incluso he oído cosas como "¿entonces no quieres a la mami y no quieres ayudarla"..... o cosas peores....

      Uf, esto sí que encuentro horroroso, chantaje emocional puro y duro y se hace.

      Resumiendo yo creo que ser honesto y sincero es lo más importante, sin voz de "caniche" o chantajes. Trato respetuoso como nos gustaría que nos trataran a nosotros mismos. Un "gracias" sincero, una petición sincera o un "muy bien" sincero. Yo creo que es esto lo que se merecen los niños.

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    3. El chantaje emocional es completamente rechazable, al menos para mí. Eso sí que crea niños dependientes del juicio de los adultos, y mucho peor, niños con miedo porque llegan a la conclusión de que son queridos con condiciones.

      Yo empecé hace meses a darle vueltas a todo este asunto, que me parece complejo sobretodo en el caso de los asultos, y pensando que nuestra actitud de ahora tiene su origen segurmante en cómo fuímos educadas.
      Si yo paso horas cocinando un plato y me esfuerzo mucho, si al terminarlo estoy satisfecha porque sé que me ha salido bien, cuando lo sirvo en la mesa espero que ocurra algo por parte de los demás... un comentario, una expresión, un gesto... pero si los demás comen con la más completa indiferencia pueden ocurrir dos cosas: que yo no le dé importancia porque no necesito el halago o que yo me sienta decepcionada porque esperaba el halago como un reconocimiento a mi esfuerzo, y en este último caso podría ocurrir incluso que aparezca la inseguridad y las dudas de si realmente lo habré hecho tan bien como creía.

      Esto último era lo que causaba mis miedos iniciales con el "muy bien", si podría llegar a crear algún tipo de dependencia. Pero finalmente he llegado a la conclusión de que si somo honestas no debería ocurrir.

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    4. Entiendo lo que quieres decir, pero creo que aquí influyen muchísimo más factores.

      Primero creo que las personas que comen algo delicioso (o incluso normalillo) sin decir ni mu, son personas desagradecidos. Creo que no cuesta nada decir un "mmm, qué bueno" tampoco hay que hacer una gran fiesta, ni el cocinero tiene que esperar un aplauso. Pero agradecer a la persona que nos ha preparado una comida, creo que siempre va bien.

      Segundo comentas que "esperas una reacción". Esto sí que es peligroso. Esto significa falta de seguridad en uno mismo y dependencia. Creo que esto sí que lo tenemos que evitar en los niños en que siempre "esperan" un alago. No es fácil. Pero creo que es algo que se consigue más hablando que no haciendo el "indiferente" ante algún logro suyo.

      A veces entre los hermanos viene algún comentario de "es que yo antes te he hecho tal y ahora no me quieres ni hacer tal". Cuando oigo algo así, yo SIEMPRE lo comento (soy repetitiva en algunas cosas jajajaja): "Nunca debemos hacer nada al otro, para esperar luego algo a cambio. Debemos ayudar porque queremos ayudar porque creemos que ayudar a los demás es bueno, pero no para pasarle la factura después: oye, que yo te ayudé hé, o sea que ahora te toca a tí...."

      Miles de veces ya les he dicho a mis hijos: "Cambia el mundo, empieza por tu mismo". Se saben la cancioncilla jajaja, pero saber la teoría no siempre lleva a saber la práctica jajaja. Estamos en ello, para esto son niños.

      Puedo ser ingenua, pero yo soy de los que creen que si das todo lo que puedes, tarde o temprano algo o alguien te lo devolverá. Puede parecer contradictorio y parecer que "espero" algo a cambio, pero es que no lo "espero" es que simplemente creo que vendrá cuando menos me lo espero justamente. Y sinceramente en mi vida ya lo he comprobado muchas veces. Cuando eres amable con la gente, cuando ayudas, cuando das... al final por algún sitio te lo devuelen. Quizás otra persona o en otra cosa completamente diferente, pero si sonries a la vida, la vida te devuelve la sonrisa ;). Sí, aún soy un poco ingenua, pero me encuentro bien siendo así ;).

      En el mundo de hoy en día ya no está de moda esto. Hay un individualismo tremendo. Pero yo creo que es importante hablar con los niños sobre el ser agradecidos a los demás y sobre dar sin esperar nada a cambio. (y no, no voy por rollo religioso aquí, aunque a mi el rollo religioso tampoco me molesta) Realmente yo me he encontrado a veces tremendamente feliz pudiendo ayudar a alguien. El poder de poder ayudar y hacer feliz a otro para mi es muy grande. ¿Hay algo más bonito que saber que hiciste feliz a alguien? Yo creo que da un calor bonito por dentro.

      Tampoco soy una ONG hé. Soy humana y tengo mis egoismos y mis historias, pero me gusta intentar ser una ONG jajaja.

      Entonces yo me pregunto cómo podemos enseñar gratitud a los niños si pensamos que no les tenemos que dar las gracias por nada. ¿Cómo podemos enseñarles que hay que ser amable, dar gracias, ayudar si puedes y felicitar a la gente si pensamos que no podemos ni felicitar a nuestro propio hijo cuando hace algo bien?

      Yo sé de estas teorías, y entiendo que pueden crear dependencia, pero creo que tiene más que ver con la mala manera de utilizar el "muy bien" que no con el "muy bien" en sí. Creo realmente que hay dos maneras de decir este "muy bien" y que no se trata de no decirlo, sino de decirlo bien y solo cuando toca.

      Chica, me enrollo tanto que ni me acepta el comentario entero jajaja, sigue........

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    5. Como dices al final, si somos honestos no debaría ocurrir. Y sobre todo creo que si somos un ejemplo, ellos aprenderán. Si nosotros realmente "dependemos" del comentario de los demás, entonces sí que pueden pensar que es algo super importante. Pero si yo verbalizo que he preparado este regalito para tal (es que yo no puedo hablar de hacer comida porque no la hago jajajaja) y que estoy super orgullosa de ello y si después tal es tan desagradecido de no decir ni mu, pues simplemente no le doy importancia, tengo que seguir igual de feliz. No voy a decirle al niño: ¿has visto qué desagradecido, con las horas que yo he estado haciendo, qué se ha pensado? (cosa que yo he oído a veces).

      Si yo misma doy el ejemplo de no depender de comentarios y de agradecerle también a mi hijo mismo sin pedir nada a cambio: "me ha encantado prepararte esta cosita" sin tampoco pedirle nada a cambio (ya sabes estas madres que van de víctima: ¡Con todo lo que yo he hecho por tí, y mira lo que me haces......!) entonces creo (espero jejeje) que ellos también lo aprenderán.

      Es que me enrollo,..........

      Resumiendo:

      - Ser agradecido, a todos, también a los hijos
      - ser amable y generoso sin pedir nada a cambio, a todos, también a los hijos
      - estar uno mismo orgulloso de sus logros y no hacer caso a los comentarios (sobre todo negativos) de los demás.

      Con este ejemplo creo que algo debe de quedar..... ;).
      Lo que no podemos esperar es que harán esto sin que lo hagamos nosotros mismos......

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    6. Yo lo llamo siembra y estoy de acuerdo contigo, lo que siembras lo recoges en algún momento, de manos de alguna persona... al final hay una especie de equilibrio en todo lo que damos.

      Volviendo al tema de los halagos, quizá entonces sea más un problema de los adultos que de los niños. Quiero decir si nosotras nos planteamos por qué dependemos tanto de los juicios de los demás (quien dependa de ellos) entonces nos toca hacer un trabajo interno para modificar eso que nada tiene que ver con nuestros hijos, excepto en el esfuerzo de no transmitirles nuestras inseguridades.

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  2. Lo has bordado. Yo también pienso que es más en cómo se dice que lo que se dice.
    Y sí, los niños notan cuando de verdad estás interesado y reconoces su esfuerzo y su trabajo.

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    1. Es cierto que se dan cuenta, pero porque de alguna forma se lo decimos. Con lenguaje verbal o no verbal, con expresividad, con las consecuencias... pero normalmente hay algún mensaje.
      Si simplemente comento "Ah, vale" y recojo su trabajo sin más y lo archivo, yo no sé si un niño de 4 años como el mío es capaz de concluir que lo valoro porque lo he archivado, porque le he proporcionado el material para hacer ese trabajo, porque ha sido una actividad espontánea y no le he exigido nada... Quizá un niño más mayor pueda intuir que detrás de mis actos está el aprecio que siento hacia su trabajo, pero creo que los niños más pequeños necesitan un mensaje más claro aunque no sea con palabras.

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  3. Yo soy de las que intento no utilizar esas palabras, aunque a veces me salen. Pero a veces no son necesarias, porque si realmente lo sentimos se nota en nuestro entusiasmo.
    Por ejemplo, cuando consigue hacer algo ella sola, lo que hago es decirlo lo que ha ello.

    Lo que no me gusta es que por norma, por querer moldearles o por no saber comunicarnos con ellos de otro modo, se les estén continuamente diciendo muy bien a todo. Sus abuelos son así.

    Yo también escribí sobre este tema no hace tanto.

    Entiendo tu postura y me siento cercana a ella.

    Un abrazo

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    1. El problema es que cuando empezamos a utilizar el "muy bien" para todo, entonces ya pierde su significado.
      Y también, como muy bien has dicho, saber diferenciar cuando realmente sentimos ese entusiasmo o cuando lo que pretendemos es modelar su conducta con un premio (que en este caso sería nuestra aprobación).
      Ese debe ser nuestro esfuerzo: diferenciar situaciones para no caer en el error.
      Voy a intentar buscar la entrada que me comentas.
      Saludos

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    2. Estoy contigo.

      Aunque ya he visto que me has comentado en otra entrada no era esa, es la siguiente: http://minervaysumundo.blogspot.com.es/2012/06/cuando-el-entorno-enturbia-tu-forma-de.html

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    3. Ya he pasado a leerla.
      Muy interesante y también sus comentarios.

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  4. Yo no había reflexionado sobre ello hasta que lo empecé a leer en vuestros post. Entonces fui consciente de la cantidad de veces que lo decía con los peques (imagínate lo que nos emocionamos en cada pequeño-gran avance) y procuré cambiarlo por qué bonito te ha quedado, o qué bien lo pasamos cuando gateamos, etc...pero sí que es cierto que me sigue saliendo muchas veces el muy bien!!! y lo cierto es que a ellos parece que les entusiasma mucho más. Me gustan mucho este tipo de debates que siempre nos hacen pensar y creo que también crecer como personas. Como el famoso cambiar "haces esto mal" o "eres malo" por "no me gusta cuando..." o el "no" por "qué te parece si hacemos esto otro"...Nuestros niños se merecen que estemos en constante inquietud por mejorar.
    Un beso.

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    1. Es que según estas teorías, da igual cambiar el "muy bien" por el "qué bonito" porque siguen siendo juicios y ellos plantean lo perjudicial que puede ser juzgar loa actos de los niños, tanto con juicios negativos como positivos.
      Es más, todavía van más allá y dicen que la solución tampoco es no emitir un juicio si lo seguimos pensando, sino cambiar completamente nuestra forma de pensar para ser capaces de ver sin juzgar.
      Bastante complejo, por eso yo me decanto por lo que me sale de forma natural y esperando hacerlo lo mejor posible.
      Besos

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  5. Hola Maribel,

    Como ya algunas te lo han planteado yo creo que antes que todo tiene que ver en como se usa la expresion. Si va con todas las intenciones de moldear conducta entonces si que puede ser peligroso por que estamos condicionando a nuestros ninos a buscar la probacion constante de los demas pero un genuino Muy bien! de vez en cuando no cae nada mal a nadie, ni siquiera a nosotros!!

    Saludos

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    1. De acuerdo contigo.
      Entonces todo pasaría por no abusar demasiado de la expresión porque las cosas que se convierten en rutinarias acaban perdiendo su valor original.
      Saludos

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  6. No sabes lo identificada que me he sentido contigo. Justo en estos días le he estado dando vueltas a ese asunto. Y lo cierto es que yo tampoco he podido dejar de decirle MUY BIEN. Tu has sabido poner palabras a mis pensamientos, yo tampoco creo que esté mal decirlo cuando el fin no es manipular para mi es mas como un agradecimiento ;)
    Un abrazo

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    1. Yaneth, me alegra ver que estamos en las mismas reflexiones, ayuda mucho sentirse acompañada en estos asuntos.
      A veces detrás de una manipulación inconsciente (o consciente, depende de las personas) está nuestra propia impotencia para enfrentarnos a algunas situaciones que se nos van de las manos y entonces tendemos a recurrir a lo más fácil, sin medir las consecuencias a largo plazo.
      Pero el otro extremo, que se parece tanto a la indiferencia, no me convence. Por eso yo apuesto por lo que tú propones, saber expresarles nuestro agradecimiento.
      Besos

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    2. Valoro muy especialmente tu reflexión porque significa como una reafirmación para mi. En ciertos momentos e inconscientemente hasta me he sentido culpable por querer decirle que algo estaba bien. Y sinceramente, la culpa tampoco me agrada, el sentir que vas en contra de muchos cuando realmente crees que estás haciendo lo correcto. A veces hace falta ese apoyo que tu me has dado ;)
      Un besazo

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    3. Es que al final lo mejor es hacer aquello que nos salga de forma natural, lo que nos pida el corazón, porque si no estaremos fingiendo y se nos notará, aparte de que no seremos honestas y no nos sentiremos bien.
      Hay que huir de esos sentimientos de culpa.
      Besos

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  7. Si algo me identifica es mi transparencia, soy muy natural y sincera.

    Y asi soy con mis hijos, cuando he tenido que decir que algo esta mal lo he dicho, no me gusta omitir ni mentir.

    Las cosas son como son, no hay mas, al menos en mi forma de pensar.

    Alguna vez han venido mis hijos y me han dicho mira mama que dibujo he hecho? lo he pintado bien? y logicamente pues si ha estado mal lo he dicho y aunque me ponen carita de pena o incluso de enfado, se lo explico para que sepan que pueden mejorar en sus trabajos.

    Pienso que si no les digo lo que realmente pienso se van a criar y educar en un mundo de engaño y mentiras y ese no es mi estilo.

    Por el contrario cuando hacen algo bien por supuesto que los felicito claro que si!! el abrazito de oso y el besito sonoro nunca falta jajaja!

    Un bsazo guapa me encantan tus entradas!!

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    1. Gracias por tu punto de vista Gema.
      Hay una cosa importante que has mencionado: qué pasa cuándo los niños salen al mundo exterior, fuera de nosotras, y qué es lo que se van a encontrar por parte de otras personas.
      Muchos besos.

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  8. Estoy de acuerdo. El refuerzo positivo es muy importante en la educación de los niños. Tanto como el negativo. Pero como siempre: abusar es malo. Pienso que cuanto más pequeños hay que exagerar las muestras de alegría por cada logro suyo y cuanto más mayor hay que exigirle un poquito más para felicitarle. Es decir, cuanto más mayores son ya no sirve alegrarse por cualquier cosita que hagan, cada vez tendrán que hacerlo mejor para aprender a esforzarse. Digan lo que digan los niños siempre van a buscar la aprobación de los padres y no dársela cuando se lo merecen es triste para ambos. Creo que haces muy bien aprobando sus logros con alegría.

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    1. Es que incluso esas teorías llegaron a hacerme sentir culpable en el sentido de pensar si estaría perjudicándole con ello.
      Pero es que al final es lo que me sale (y creo que a la mayoría) y a todos nos gusta el reconocimiento o la felicitación de vez en cuando.

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  9. Como quería comentar aquí, pero también en el blog de ORCA, he hecho mi reflexión en mi blog, si or apetece leerla.

    http://mamavaca.blogspot.com.es/2012/12/bien.html?m=1

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    1. Muchas gracias por participar dando tu opinión.
      Me ha parecido una idea estupenda que te hayas decidido a escribir sobre el tema. Ya me he pasado a leerte.
      Saludos

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  10. Respecto a este tema, creo que si me conoces un poquito sabes por dónde van mis tiros... Me ha gustado mucho el proceso personal que has seguido para llegar a tu propia conclusión, que es la más importante, porque es la que se adapta a vosotros dos.
    A veces creo que muchas veces trasladamos nuestros pensamientos de adulto a nuestros hijos, cuando en realidad es un error, porque en ellos esos pensamientos simplemente no existen o están simplificados. A ver, es algo que creo que me va a resultar difícil expresar como lo siento... me refiero a que nosotros podemos entender las cosas con multitud de matices y prejuicios por nuestra experiencia vital que ellos no viven ni sienten como tal. Hace poco hice la prueba con un libro infantil que muchos maestros usaban en su aula y que encantaba a los niños pero que era tachado de inadecuado por algunas madres y que pedían su retirada del mercado. Yo lo compré para entender de lo que se hablaba porque no había oído hablar nunca de él y se lo dí también a mi hijo mayor para que me hiciera un resumen. Me llamó mucho la atención cómo él no había apreciado nada de lo que se criticaba, y se quedaba con la moraleja del cuento...
    En fin... los niños son mucho más puros que los adultos, no están maleados y ven todo bueno hasta que llegamos nosotros y les decimos lo que está mal. Es evidente que prefiero poner límites con lo que está mal a nivel moral y ético (que no personal mío)que a lo maravilloso de la vida, porque sus pequeños logros merecen siempre mi MUY BIEN.
    Un abrazo de corazón!

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    Respuestas
    1. No lo había considerado desde ese punto de vista y tienes toda la razón, además me has hecho reflexionar de nuevo sobre como muchas veces proyectamos en ellos nuestros propios prejuicios.
      Es cierto que los niños aun pueden percibir las cosas en su sentido más sencillo e inocente y está bien que así sea. Y que nosotras/os, los adultos, nos esforcemos por no interferir tanto en sus propios procesos e intentemos ser tan naturales como ellos.
      Muchos besos.

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