La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
Hace tiempo le leí a B unos versos del "Romance de la luna, luna" de Federico García Lorca.
Debió gustarle la entonación o el sonido de las palabras porque me decía muchas veces que se los repitiera.
Pronto los aprendió y los recita muy a menudo.
Conoce el nombre del poema y el nombre del poeta. Aunque a veces, para hacerme reir, me dice que ese poema lo ha escrito él, y no Federico.
Muchas veces coge el libro de poemas (él le llama "el cuento de la luna, luna") y me pide que le recite versos de otros poemas, que también ha aprendido.
No los poemas completos, parte de ellos.
Las poesías tienen muchos beneficios para los niños pequeños:
- La poesía es una herramienta perfecta para ejercitar la memoria de los niños. Las rimas hacen más fácil la memorización del texto y recitar poemas mejora la expresión corporal y la dicción.
- La poesía puede ser percibida por los niños como un juego. Inventar versos, continuar poemas o simplemente recitarlos, es una actividad divertida que implica a los pequeños y les hace participes del proceso creativo. Al igual que las canciones infantiles, los poemas que los niños aprenden y cantan son parte de su rutina de juegos.
- Aumenta su vocabulario y su capacidad perceptiva. Los niños acostumbrados a escuchar poesía desarrollan más su creatividad, captan mejor lo que ven a su alrededor, tienen una mirada más "sensible" hacia las cosas que les rodean.
- La poesía ayuda a entender situaciones emocionales complejas, mejorando su crecimiento interior.