En mi afán por ofrecer a mi hijo actividades para hacer fuera de casa, me encontré con la posibilidad de visitar el zoo que hay en otra ciudad, no demasiado lejos.
Dudé al principio porque personalmente no me agrada pensar en animales cautivos y alejados de su forma de vida natural, pero el caso es que tampoco tenemos muchas opciones de este tipo para ofrecer a B y a él le gustan mucho los animales.
No me gusta faltar a mis principios, aunque tampoco me gusta ser demasiado inflexible en determinadas ocasiones. Y pensando en que mi niño disfrutaría con la visita, decidí olvidarme por un día y que ya le explicaría más adelante, cuando pueda comprenderlo mejor, mi opinión sobre este asunto y mis motivos.
Así, salimos de casa una mañana camino del Parque Zoológico de Rabat.
Tengo que decir que la primera impresión fue bastante buena en cuanto a las instalaciones y la presentación del parque.
Ante nuestros ojos había varios itinerarios que invitaban al paseo, muy amplios y limpios, con los detalles muy cuidados.
Enseguida B se soltó de nuestra mano y echó a correr por aquellos caminos. De nada sirvió que llamásemos su atención sobre los animales que quedaban a nuestro lado, él sólo quería correr y no le interesaba pararse a mirar nada.
Intentamos que parase a mirar los animales que ya conoce y sabemos que le gustan, pero lo único que conseguimos fue que se detuviese a ver los carteles informativos. Ahí sí mostraba interés y reconocía cada animal, pero nada de querer verlos en la realidad.
Nos quedó claro muy pronto que nos habíamos equivocado con la actividad propuesta.
Al menos pudimos verlos nosotros, los adultos, y yo hice algunas fotos mientras papá corría detrás de B para que no se nos perdiera.
El rato de comer sí que fue agradable y más tranquilo.
Y después de comer, B se empeñó en que quería ir a los columpios. ¿Y para eso habíamos hecho ese viaje? ¿Para ir a los columpios?
Pues sí. Por suerte, el zoo tiene un pequeño parque con columpios en el que nuestro hijo fue feliz un rato, hasta que llegó la hora de volver a casa.
A veces las cosas que proponemos no tienen el éxito esperado. Es bueno saberlo y aceptarlo si ocurre, también aprender de ello.
Yo he aprendido que B disfruta de las cosas sencillas y no necesita actividades demasiado especiales. Quizá cuando sea más mayor...
Sabéis que a veces me gusta plantear alguna cuestión para conocer lo que pensáis sobre ella.
Y la pregunta de hoy es:
Para los niños y niñas, zoos... ¿sí o no?