Esta frase la he leído multitud de veces: la escuela mata la creatividad de los niños.
Sabéis que yo estoy en desacuerdo con el sistema educativo "tradicional", que no me gusta cuando no se respetan los ritmos de aprendizaje de cada niño y no se tienen en cuenta las diferencias individuales.
Y que me gustaría que en las aulas se enseñase que hay varias formas de llegar a un mismo objetivo y que por eso no es obligatorio que todos los niños hagan las cosas de la misma manera.
Pero hay que reconocer ciertas cosas.
Que el colegio no es más que un edificio y lo importante es lo que ocurre dentro de él.
Y que la escuela no es más que una institución y lo importante son las personas que la componen y cómo entienden el aprendizaje.
No siempre es cierto que la escuela mata la creatividad de los niños porque, para empezar, existen muchas clases de escuelas. Están las llamadas "escuelas libres" o "escuelas alternativas", los colegios que siguen pedagogías tipo Montessori, Waldorf, Reggio Emilia... Incluso en los colegios públicos de nuestra ciudad puede haber educadores que se esfuerzan en hacer las cosas de otra manera, a pesar de las trabas.
¿Y qué ocurre en casa?
¿Creéis que la educación en casa está libre de caer en ese mismo problema?
¿Creéis que no hay familias que matan la creatividad de los niños?
La creatividad no es anulada por la sociedad, o por el colegio, o por cualquier otra institución o concepto abstracto.
La creatividad es anulada por personas concretas, por personas que pueden ser como tú y como yo.
Y esto ocurre cuando pensamos que las cosas sólo pueden expresarse de una forma, cuando no ofrecemos alternativas a nuestros hijos, cuando no les permitimos encontrar su propio camino para resolver los retos del aprendizaje y les hacemos creer que sólo nuestra manera es válida.