Nombramos su habitación

He preparado unas tarjetas con palabras para pegar en la habitación de B.
Con letras mayúsculas, que son las que usamos de momento.
He pegado cada palabra sobre el objeto al que nombra, eligiendo sólo varias cosas de la habitación para no crear un ambiente demasiado cargado. Siempre hay tiempo después de incorporar nuevas cosas a la experiencia o extenderla por otras partes de la casa.
Estas son algunas de las tarjetas:

Iguales a estas, he hecho también una para la cama y otra para la estantería.
Y finalmente he hecho una un poco más especial, con goma eva, en la que he pegado una foto de B tamaño carnet y he escrito su nombre. La he pegado en una de las paredes de la habitación, a una altura cercana a sus ojos.

Coloqué las tarjetas estando sola y cuando B llegó a la habitación se emocionó mucho, como siempre que hay novedades o cosas que le llaman la atención.
Me preguntó "¿qué es esto?" y yo le leí cada palabra.
Centrándonos, por ejemplo, en la tarjeta que he pegado en la puerta; no le he dicho a B que ahí pone P-U-E-R-T-A. Tampoco le he dicho que pone PU-ER-TA. No, lo que le he dicho es que en la tarjeta pone PUERTA, es decir, la palabra completa, sin desglosar en sílabas o letras.
Sólo en alguna ocasión que él me ha pedido que le diga cuáles son las letras una a una, lo he hecho así, siempre a petición suya.

No hay ninguna tarea a realizar con estas tarjetas... iba a decir que las he puesto ahí sin ningún objetivo, pero no es del todo cierto.
He leído ya varias veces acerca de la forma en que los adultos dirigimos el aprendizaje de los niños, con nuestras propuestas y unos objetivos que cumplir en las actividades.
He leído sobre la importancia de hacer cosas sin un objetivo previo. Y he pensado mucho sobre ello porque me ha invitado a la reflexión.
Pero mi conclusión es que todo lo que hacemos lleva asociado algún objetivo, todo lo hacemos por o para algo. Nadie hace algo por nada (o eso creo). El propósito puede ser más implícito o más explícito. Puede ser más directivo o más flexible. Le podemos poner otro nombre si queremos. Pero creo que no deja de estar ahí, y ya me diréis si estáis de acuerdo o no.

Yo he colocado estas tarjetas esperando que ocurra algo. No he propuesto nada, ni he dirigido. Espero que en su momento despierten algún tipo de interés. Si no ocurre así, también es bueno por mi parte saber darme cuenta y pensar si es que tengo que enfocarlo de otra manera.
Por el momento, hay veces que B entra solo a su habitación y yo le observo a una cierta distancia. Veo como va señalando con el dedo cada una de las tarjetas, no le escucho decir nada, pero tampoco le pregunto sobre ello.
Otras veces B me llama para que entre con él a la habitación y me pide que le pregunte lo que pone en las tarjetas. Es entonces cuando yo le pregunto y él, muy contento, me dice cada palabra.

Me estoy planteando nombrar de esta forma más objetos de su habitación, o incluso de otros lugares de la casa.